Los abusos policiales no son el resultado de unas pocas manzanas podridas, sino de deficiencias estructurales. Los latinoamericanos necesitan fuerzas policiales profesionales que cuenten con la capacitación y supervisión necesarias para ser responsables de su desempeño. Llegar allí será un proceso largo, pero debe comenzar de inmediato, por el bienestar tanto de los ciudadanos como de la policía.